Poema escrito por María del Pilar Urrea Maestra de Inglés
Alejada del ruido, disfrutando
de unas vacaciones efímeras.
Hoy, después de una noche fría y con la melodía
de un leve aguacero cuidando mis sueños,
pensé que iba a amanecer
con escarcha en mi piel.
Un cálido rayo de sol se posó en mi mejilla.
Las montañas,
casas y jardines de este sector hermoso de Tabio,
me saludaban.
Bajé al primer piso y abrí la puerta de entrada.
Las plantas que sembré
parecían tener diamantes.
Las gotas de rocío, con el sol y la gravedad, rodaban
como esferitas transparentes por las superficies
aterciopeladas de las hojas, hasta perderse y
desaparecer silenciosamente en la tierra.