Hola, ayer te vi caminando en el pueblo. Parecías sombras adheridas a tus víctimas, ¿qué piensas cuando te acercas a ellas?, ¿tienes en cuenta sus sueños e ilusiones? Yo en tiendo que te odien y te teman, pues eres el recuerdo de nuestra finitud. Pero de nuevo te pregunto ¿Qué sientes cuando te acercas a tus víctimas? Es difícil sacar una suposición pues tu rostro cuando se deja vislumbrar es frío, tenue, inanimado.
Varias veces me has visitado, te he visto lánguida y fría, has estirado tu mano y tratado de tocarme, pero parece que yo fuera un espejismo. La primera vez que te vi fue en medio de las llamas, venías con tanto ímpetu, anhelando tenerme, sin embargo, entre más cerca más débil te hacías hasta volverte bruma.
Te acuerdas cuando te escribí aquel poema en el colegio, te acuerdas de la cara del profesor que no creía que yo lo hubiese escrito. Me inspiraste. Fueron tiempos sin tiempo en los cuales deseaba que me abrazaras, y no podías. Sé, con claridad, que puede llegar el momento donde logres el suficiente poder para tocarme. Entiendo que ambicionas tocar mi hombro, lo sé, pero te aclaro que, aunque este en tus fríos brazos viendo tu trémula mirada, me desvaneceré.
Saludos.
Cordialmente,
El que te observa