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Guernica

Ensayo histórico escrito por: María del pilar Urrea Maestra de Inglés

Observando el cuadro de «Guernica» del pintor Pablo Ruiz Picasso en el museo Reina Sofía de Madrid, de los rostros y gestos de los personajes y animales contenidos en él. Por un momento cerré los ojos y recordé una lectura sobre el bombardeo ocurrido el 26 de abril de 1937 y todas las fotografías sobre la devastada ciudad, que mostraban el horror y la barbarie de una guerra propiciada por personas sin escrúpulos.

Me imaginé por un momento inmersa en ese día. Era un lunes, día de mercado. Había mucha gente en las calles de la villa de Guernica. En la tarde las campanas de la iglesia empezaron a repicar y cinco minutos después apareció el primer avión, que soltó varias bombas explosivas, seguidas de una lluvia de granadas.

Minutos después apareció otro avión. Un infierno de 3 horas y media. Muchos aviones bombardeando y ametrallando hombres, mujeres, niños y ancianos. Las personas corrían hacia los refugios y otros a los sótanos de algunos chalés e instalaciones de las empresas de la ciudad.

 Los gritos se confundían con el ruido producido por las bombas cuando caían continuamente destruyendo todo a su paso. Los gestos de horror y tristeza aparecían y desaparecían en los refugios con la luz de cada explosión. Todos se aferraban y protegían los unos a los otros. Una pesadilla de varias horas que finalizó en la noche. De pronto no se escuchó nada más. Este silencio hizo que los sobrevivientes salieran a las calles. Con la luz producida por las llamas se podían ver algunas paredes, arcos de ventanas y puertas todavía en pie. El humo negro subía hasta el cielo como una plegaria de todas las víctimas. Alemanes, Italianos y quien fuera el mandatario español habían arrasado con este pueblo vasco para comprobar la eficacia de su armas.

Cómo perdonar todo el sufrimiento causado por unos pocos personajes de la historia jugando a la guerra. El cuadro de Picasso nos recordará la impotencia y fragilidad de los seres humanos frente a las contiendas y a las personas que las promueven y viven de ellas. Hay que ser resilientes, perdonar para poder continuar nuestras vidas. Con amor y esperanza resurgiremos siempre como el ave Fénix, sobre la adversidad o las cenizas.


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