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Arte es arte, a pesar de ser también no arte

En estos momentos, hago parte de un grupo de exposición vinculado a uno de los programas de ARTBO (ARTBO Tutor), con un proceso que he venido haciendo en paralelo con el trabajo como profesor de arte en FACE y la experiencia parece relevante, no porque se encuentre una muestra artística activa, sino, por el proceso de aprender y enseñar al mismo tiempo desde el arte, ya que si algo han dejado las experiencias estéticas, es que el horizonte entre un maestro y un estudiante no se fija en la autoridad por el conocimiento, sino en que ambos comparten un amor por él mismo, una sensibilidad que se manifiesta en un espacio por querer compartirla.

En el proceso que mantuve con el programa de ARTBO Tutor, cada persona trabajaba en una propuesta propia en la que no importaba la gran habilidad de los maestros de antaño para volver el mármol carne, para replicar los rostros exactos o las tradiciones más escolásticas para reinventar cualquier tecnología de las bellezas o las bellas artes. Tampoco la opinión de los artistas más doctos, ya que en el espacio también participaron artistas por iniciativa propia que no habían tenido más formación que la misma que ellos construyeron con su propio interés, el mismo interés que nos había llevado a todos al mismo lugar, como lo es el mismo amor por el conocimiento entre los maestros y los estudiantes.

Sin embargo, si no existen los roles fijos, las cualidades de preparación frente al conocimiento en una disciplina o la rigurosidad académica en las comunidades del saber, ¿qué hace al arte particular o fuera de lo convencional?, ¿qué separa a un albañil de un artista o la labor de las personas de servicios generales de las de los grandes maestros? y aún más, dudas que pueden generar algunas preguntas como: ¿qué tiene de particular la enseñanza o el aprendizaje en artes?, ¿cómo se le puede enseñar a tener imaginación a los estudiantes?, ¿es el arte una técnica, una disciplina o es solo una experiencia estética? y más aún, ¿para qué sirve el arte en FACE?

Sobre las preguntas anteriores tal vez no lleguemos a encontrar una definición concreta sobre qué es el arte, pero sí, una serie de condiciones para que se generen esas preguntas, que nos den a suponer que el arte no es una obra o cierto artista, sino un espacio, una relación o un contexto, que se presenta para exponer una comunidad que ha domesticado una libertad y se ha dado temas particulares para expresarse acerca de ellos por diferentes medios. Por lo tanto, lo que importa en arte es generar un espacio entre el querer hacer como un querer decir o compartir, por encima de una pretensión por representar las formas perfectas y bellas, como lo escribe Rancière de la siguiente forma:

Cada uno de nosotros es artista en la medida en que efectúa un doble procedimiento; si uno no se contenta con ser un hombre de oficio, sino que pretende que todo trabajo se convierta en un medio de expresión; si uno no se contenta con sentir, sino que busca compartirlo. El artista necesita la igualdad, como el explicador necesita la desigualdad. Y así dibuja el modelo de una sociedad de razón, donde incluso aquello que es exterior a la razón —la materia, los signos del lenguaje— es atravesado por la voluntad razonable: la de relatar y la de hacer que los demás experimenten lo que nos hace semejantes. (2003:41)

Cada uno de nosotros es artista, como resalta el autor de la cita anterior, pero en aquella aseveración tan romántica se halla algo más, y ello no se debe a que todos seamos artistas porque tengamos la lengua llena de poemas en lugar de la prosa común, la capacidad para utilizar el pincel para inventar mundos desconocidos o la cultura suficiente como para memorizar a todos los artistas referentes. El motivo particular que acoge a los espíritus más inquietos que se quieren acercar al arte, es el de pensarse desde y para el arte, percibir y autopercibirse como parte de una comunidad que se pone de acuerdo para encontrar objetos que llaman arte, voces que pueden ser líricas o formas de hacer que quieren compartir un algo, teniendo fe de caer en el peligro de verlas en lugares que no son arte o con personas que no son artistas para encontrar el posible de que esos mundos que no son arte, lo sean.

En FACE, la intencionalidad es el nexo que aparece en una relación entre la conciencia y los estados del lenguaje, que en FACE se dividen en las artes, música, materno, socio naturales, matemáticas, inglés, corporal, postural y sistemas que sería la propuesta de conocimiento para aprehender mundo, para disponer o poder con él, porque se cuenta que el mundo es lenguaje y la intención, el querer disponer del mundo, parte de deseos personales que se impulsan a enfocar una voluntad, un pensamiento, una emocionalidad y accionar social que manifiestan el desarrollo de las personas, los estudiantes y los maestros, pero también, la confianza para reconocer y ayudar a incentivar la autonomía, la inteligencia y el amor, ese querer ser con las otras personas.

Según lo anterior, el arte en FACE, cree en una promesa donde, entre iguales, se reconocen como seres que pueden expresarse en las mismas condiciones y de formas distintas, de la posibilidad de pasar de un conocer a un reconocer a otros en un lugar, un contexto o un consenso donde todas las inteligencias son iguales y, sin embargo, dar lugar a los disensos que alimentan la inercia de esas relaciones que agrandan los lugares donde compartimos con aquellos que no precisamente percibimos como maestros o estudiantes.

En esta imagen, se cuenta la historia de un grupo de estudiantes que, en un querer compartir, le muestran a don Numael, que hace parte de servicios generales, la forma de hacer un avión de papel. Parecería una acción cotidiana pero si nos damos el tiempo para interpretar, son estudiantes que interrumpieron la dinámica de la clase para desconectarse de su espacio de aprendizaje, que dieron un alto en su rol de ser el que recibe, para ser los que comparten lo que se sabe y de esa forma, poder contar algo a un alguien que deja su anonimato para ser parte de sus planes de trabajo, alguien, que siempre quiso aprender hacer un avión de papel para poderlo volar.

El aprendizaje estético, muy de acuerdo a la propuesta FACE, pretende no a los grandes conocimientos, sino a las relaciones con los saberes y como ellos nos acercan más y más a seres figurantes, que posiblemente tienen una historia que compartir y tal vez, lo que antes eran solo murmullos, galimatías o ruido que salía de sus bocas, también son los deseos de aquellos que no son artistas, que no son estudiantes y que no son profesores, pero tienen la intencionalidad de querer ser al igual que todos los demás, en un espacio que permite poder expresar que todos somos semejantes y que la primera razón del verdadero saber está en la consideración, para repartir un pedazo de mundo que poseo, pero que habitamos todos.

Por: Camilo Rey

Maestro face

Bibliografía

– RANCIÈRE. Jaques. El maestro ignorante. Editorial Laertes. (2003)


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