Cada uno es una semilla de un gran jardín

Para obtener frutos y flores fuertes es necesario que la semilla pase por un proceso individual y progresivo en un terreno solido que le aporta nutrientes fundamentales para su desarrollo como lo hacen cada uno de los estudiantes de Face que con ayuda de ciertos elementos logran crear un cambio significativo dentro de un contexto a lo largo de su vida.

Cuando el ser humano y en este caso los estudiantes de Face germinan una semilla evidencian el comienzo de una gran transformación, en donde lo primero que observan es el surgimiento de la radícula que se convierten en raíces firmes que le permite a la planta anclarse al suelo y tener bases sólidas para su desarrollo. En Face cada estudiante que inicia su proceso empieza a germinar por sí solo y sus raíces se basan en sus gustos, puntos de vista, personalidad y la libertad que tiene para actuar y convivir.

Cabe la pena resaltar que para poder trasplantar las semillas se debe preparar el suelo con el fin de favorecer condiciones óptimas para el crecimiento de las semillas; durante esta actividad se realiza un trabajo en equipo que le permite a los estudiantes comunicarse entre sí, escucharse y tener en cuenta cada aporte que realizan los participantes como elemento fundamental para llegar a un objetivo común.

En Face es agradable evidenciar como los estudiantes se preparan para afrontar la vida y allí son ellos los que proponen, crean y llegan a acuerdos o soluciones comunes teniendo presente a cada miembro de la comunidad, ellos mismos se encargan de corregir desde sus experiencias y se preocupan por el bienestar de sus compañeros en general.

Luego de germinar la semilla y preparar el suelo viene la siembra y con ello el crecimiento de un tallo sólido, cuando los estudiantes siembran o trasplantan entran en contacto con la tierra y allí tienen una serie de estímulos sensoriales. Luego de que cada uno de los estudiantes ha forjado sus raíces empieza un desarrollo y crecimiento personal constante que se alimenta de cada una de las experiencias que tiene en su diario vivir, así como las plantas necesitan de minerales, agua y luz solar; al igual que las plantas los seres vivos necesitan de unos elementos para sobrevivir, en Face cada estudiante se apropia de los elementos que cree necesarios para su desarrollo como ser humano, con identidad propia teniendo en cuenta a su contexto y allí es importante tener claro que los extremos no favorecen el proceso de las plantas y tampoco el de los estudiantes.

Con mucho cuidado y amor la planta empieza a dar flores y frutos totalmente diferentes; es decir, unos más grandes que otros, con más pigmento, con más o menos aroma, más dulces o amargos, con diferentes texturas y formas y todo esto lo podemos percibir gracias a nuestros sentidos; cada uno de los estudiantes son como frutos y flores que se obtienen de una pequeña semilla y transitan durante un largo proceso, nunca se encuentra uno igual a otro y eso hace que cada uno sea único e irrepetible. La huerta para los estudiantes es una posibilidad infinita de apropiarse de muchos conocimientos, cuidar el medio ambiente, valorar cada alimento que se tiene a diario, velar y respetar cada uno de los elementos que permiten que las plantas crezcan y trabajar en conjunto considerando importante el trabajo que cada uno realiza.

En Face la huerta no sería posible sin el esfuerzo, amor y dedicación que cada uno de los estudiantes pone cuando realiza diferentes actividades; cuando siembran están originando vida y nuevas experiencias que enriquecen su proceso personal y ayudan a la construcción personal de reflexiones, pensamientos, opiniones y puntos de vista en torno a lo que sucede en este espacio con sus pares.

Finalmente no solo los niños son los únicos que disfrutan el ejercicio de plantar y esto se evidencio durante el encuentro internacional de educación alternativa en donde tuvimos el placer de poder conocer e intercambiar experiencias y saberes con otras personas; allí volvimos a ser niños por un momento, dejamos de lado elementos distractores, nos olvidamos del tiempo, no nos preocupó las condiciones climatológicas o el hecho de ensuciarnos y lo único que nos inquietaba era escuchar y aprender de cada persona.

Todos los seres humanos somos semillas que aportamos frutos y flores para la construcción de un jardín común entendido este como una sociedad cambiante a la cual nos adaptamos constantemente.

Por: Mariana González

Maestra face