Tenjo – Cundinamarca – 600 mts vía la punta | 3115986201

EL MÉTODO CIENTÍFICO Y LA CREATIVIDAD: CLAVES DEL LENGUAJE DE SOCIONATURALES EN UNA ESCUELA HOLÍSTICA.

 El lenguaje de Socionaturales, clave en la pregunta

En el corazón de nuestra propuesta pedagógica holística y mayéutica, el lenguaje de Socionaturales ocupa un lugar fundamental. Lejos de entenderse como una asignatura fragmentada o técnica, en nuestro colegio este lenguaje se vive como un espacio de indagación, asombro, diálogo y construcción de sentido. Aquí no se trata simplemente de memorizar conceptos sobre la naturaleza o la sociedad, sino de preguntarse profundamente por el mundo que habitamos, por las relaciones que lo configuran y por las posibilidades de transformarlo amorosamente.

Por: Giovanny Marulanda, Maestro de Socionaturales

En este contexto, el método científico se presenta no como una receta rígida, sino como una herramienta viva para pensar con rigurosidad, actuar con conciencia y crear con libertad. Su uso en los planes de trabajo permite que cada estudiante pueda desarrollar procesos de investigación que partan de sus intereses, inquietudes y contextos reales.

A través de la observación, la formulación de hipótesis, la experimentación, el análisis y la comunicación, nuestros estudiantes recorren un camino de descubrimiento que no solo fortalece competencias cognitivas, sino también emocionales, éticas y estéticas.

Esta manera de vivir el lenguaje de Socionaturales se enriquece aún más cuando la sustentación de los proyectos no se queda en lo oral o lo escrito, sino que se convierte en una experiencia creativa: la creación de maquetas, modelos u objetos prácticos que materializan el pensamiento. Es aquí donde la ciencia se vuelve arte, donde la comprensión se vuelve cuerpo y donde la escuela se convierte en un verdadero laboratorio de humanidad.

· El método científico: más allá de la ciencia tradicional:

A menudo se enseña el método científico como una secuencia lineal y estricta: planteamiento del problema, hipótesis, experimentación, análisis de resultados, conclusiones. Esta visión, aunque útil, se queda corta si la reducimos a un protocolo vacío. En nuestra propuesta educativa, el método científico es una forma de pensamiento viva, flexible y profundamente humana, que dialoga con el arte, la ética y la imaginación.

El valor del método científico no reside solo en los contenidos que se aprenden, sino en las habilidades que se cultivan: observar sin juicio, hacerse preguntas profundas, establecer relaciones, planear con intención, argumentar con evidencia, contrastar ideas y comunicar hallazgos con claridad. Estas habilidades no son propiedad exclusiva de la ciencia, sino competencias esenciales para la vida, la ciudadanía y la transformación social.

Según Wynne Harlen (2010), “la educación científica de calidad no debe enfocarse solamente en el qué se enseña, sino en el para qué y el cómo. La comprensión profunda surge cuando los estudiantes pueden conectar lo que aprenden con lo que viven, cuando la ciencia se convierte en una forma de ver el mundo”. Esta perspectiva se alinea profundamente con nuestro enfoque holístico: aprender ciencia es aprender a habitar el mundo con curiosidad, respeto y compromiso.

Además, Hodson (2009) plantea que enseñar ciencia es también enseñar sobre la historia, la cultura y los valores que la atraviesan. Por eso, nuestros planes de trabajo integran no solo los saberes disciplinares, sino también los contextos, las emociones, las preguntas éticas y los imaginarios que cada estudiante trae consigo. Así, el método científico deja de ser una herramienta técnica para convertirse en una vía de comprensión integral.

· La maqueta, el objeto, el cuerpo: la ciencia hecha materia:

Cuando un estudiante transforma su indagación en una maqueta, un modelo tridimensional, una obra audiovisual o incluso una experiencia corporal, está dando un paso crucial: está encarnando su pensamiento. En esta acción se cruzan la creatividad, la síntesis, la estética y la voluntad. La ciencia, lejos de quedarse en lo abstracto, se vuelve materia viva.

Estas producciones no son accesorios ni adornos. Son expresiones profundas del proceso de comprensión. Construir una maqueta implica organizar información, tomar decisiones, representar relaciones, explicar fenómenos y comunicar saberes. Pero también implica tiempo, cuidado, emoción y sensibilidad. Como bien plantea Jerome Bruner, “aprender es ir más allá de lo que se da; es reorganizar la experiencia de forma significativa”.

Desde el aprendizaje significativo (Ausubel, Novak, Gowin) hasta los planteamientos de Paulo Freire sobre la expresión creativa del conocimiento en contextos liberadores, encontramos respaldo teórico para integrar estas formas prácticas como parte esencial del proceso educativo. No se trata de decorar el saber, sino de habitarlo.

Además, al presentar estos objetos durante las sustentaciones, el conocimiento se socializa de forma potente, estimulando la escucha, la empatía, el diálogo de saberes y la valoración del trabajo ajeno. Es una oportunidad para que las familias, docentes y estudiantes sean parte del viaje de aprendizaje.

· Creatividad científica: imaginar para transformar

La ciencia nace del asombro y se alimenta de la imaginación. Contrario a la creencia de que la creatividad es exclusiva del arte, autores como Root-Bernstein (1999) han demostrado que las mentes científicas más influyentes del mundo también han sido profundamente creativas. Dibujar, dramatizar, modelar o inventar son estrategias de pensamiento tan válidas como el cálculo o la estadística.

En un enfoque educativo holístico, la creatividad científica no es un lujo: es una necesidad. Permite que cada estudiante, desde sus capacidades únicas, acceda a formas diversas de comprender y expresarse. Además, fortalece la autonomía, la resolución de problemas y la autoestima.

La sustentación con maqueta o modelo no solo es una forma de mostrar el producto final: es una oportunidad para vivir el conocimiento con el cuerpo, con las manos, con la voz, con la emoción. Es también una forma de cuidar el proceso, de celebrar el esfuerzo, de hacer visible lo invisible.

· Comunidad que acompaña: una invitación al compromiso:

En este camino, el rol de las familias y del equipo de maestros es fundamental. Acompañar el desarrollo de un plan de trabajo con método científico y cierre creativo no es solo una tarea escolar: es un acto de confianza y corresponsabilidad. Apoyar significa escuchar, ofrecer materiales, compartir ideas, dar tiempo y presencia amorosa.

Desde el colegio, invitamos a toda la comunidad a valorar estos procesos no solo por sus resultados, sino por su potencia formativa. Detrás de cada maqueta hay horas de lectura, reflexión, ensayo y error, frustraciones superadas, aprendizajes construidos. Y sobre todo, hay una voz que merece ser escuchada.

Apoyar estas experiencias es creer en una escuela que investiga, que crea, que transforma. Una escuela donde el conocimiento se construye con otros se celebra con arte y se vive con sentido.

Bibliografía:

· Ausubel, D. (1968). Educational Psychology: A Cognitive View. Holt, Rinehart & Winston.

· Freire, P. (1996). Pedagogía del oprimido. Siglo XXI Editores.

· Harlen, W. (2010). Principles and Big Ideas of Science Education. ASE.

· Hodson, D. (2009). Teaching and Learning about Science: Language, Theories, Methods, History, Traditions and Values. Sense

Publishers.

· Novak, J. D., & Gowin, D. B. (1984). Learning How to Learn. Cambridge University Press.

· Root-Bernstein, R., & Root-Bernstein, M. (1999). Sparks of Genius: The 13 Thinking Tools of the World's Most Creative People. Houghton

Mifflin Harcourt.


Publicado

en

,

por

×